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dilluns, 21 de juny del 2021

teoria general del olvido





El llibre es francament bo i entenedor. Vaig trobar aquesta pag. d'una revista "Cine i literatura" que es molt complerta sobre temes relacionats amb els països sud-americans. Recomanable, i vaig pensar que podia ser molt interessant, i era tot el que jo posaria, però potser millor explicat. Angola ha tingut,i te, urani, petroli, or, cereals, i brillants, "el nom de brillants de sang" ha sortit d'Angola, hi ha sigut i segueix sent un dels paisos mes pobres, encara que el seu PIB esta mes a prop dels països africans amb un PIB mes alt.... a on van a parar els diners....? Os deixo la resta.... Carme R 


 Publicado el 24.10.2017 “Teoría general del olvido” (Edhasa, 2016, traducción de Claudia Solans), de José Eduardo Agualusa es una las novelas más penetrantes del último tiempo. Aunque el autor, originario de Angola, ha sido comparado a J.M. Coetzee y a García Márquez, su tono económico, intenso y directo, y su mirada que mezcla extrema sensibilidad con una implacable crítica humanitaria, rememora también las propuestas estéticas de Juan Rulfo, Nelly Campobello o Herta Müller. (Y por supuesto, Fernando Pessoa). Y es que «Teoría general del olvido» también está anclada a un trauma político donde el trasfondo se propaga para insertarse hasta en los detalles más cotidianos de la vida de los personajes y sobrevivientes. Los ojos con los que la voz narrativa nos presenta el panorama nos lleva de lleno al conflicto que vive Ludovica (Ludo), la protagonista, en un departamento que ella misma ha tapiado. Desde ahí, vemos el cambio geográfico y social que acontece en Angola una vez declarada la independencia de Portugal (1975). Acá se manifiestan las referencias a la revolución de los claveles en 1974, la caída de la dictadura de Salazar, en Portugal, y las consecuencias que condujeron a la guerra civil (1975-2002). Gracias a su condensación poética, «Teoría general del olvido» consigue convocarnos a su particular visión de la realidad sociopolítica en la que se encuentra su protagonista, Ludo, quien, encerrada en su piso, escucha la radio donde se entera de lo que ocurre en el mundo, desde la muerte de Mao Zedong hasta los constantes discursos contra el colonialismo y las fuerzas de reacción. La radio “era un aparato magnífico, con caja de madera, estilo art déco, y teclas de marfil. Se apretaba una de las teclas y se iluminaba como una ciudad. Ludo giraba los botones en busca de voces. Le llegaban frases sueltas en francés, inglés o en alguna oscura lengua africana…”. Ludo es un emblema. Encerrada por casi 3 décadas en el departamento, con su perro, Fantasma (un pastor alemán albino), observa el exterior y se alimenta de las palomas que consigue cazar gracias a domésticas trampas. Las palomas también son una metáfora del tráfico de diamantes en Angola; un mono que ella observa entre las ramas de los árboles, es bautizado con el nombre de Che Guevara, “porque tiene una mirada un poco burlona, rebelde, de una altivez de impacto colonial en los terrenos adjudicados por Portugal la habíamos visto gracias a Antonio Lobo-Antunes. Ahora podemos agregar otra potente voz, José Eduardo Agualusa quien, ya con su breve novela (que llegó a la recta final del Booker internacional el 2016), ha conseguido construir una mirada de un gran valor estético/político. Observaciones como “Hacía años que no había palomas, gaviotas, ni siquiera algún pequeño pajarito separado de la bandada. La noche traía murciélagos”, o “Dios pesa las almas en una balanza. En uno de los platos queda el alma, en el otro, las lágrimas de los que la lloraron. Si nadie la lloró, el alma baja al Infierno. Si las lágrimas fueron suficientes, y suficientemente sentidas, asciende al cielo. Ludo creía en esto. O le gustaría creer”, nos permiten ver la delicadeza y sutileza de su escritura.

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